Breve historia

Binaced

Binaced cuenta con vestigios de culturas y civilizaciones que vienen desde la prehistoria, y mas concretamente entre el Neolítico y Bronce como Faceras, Civiacas o la Mora, hasta nuestros días.

Fue reconquistada el mismo año que lo fuera Monzón (1089) por el Rey Sancho Ramírez, fue una de las poblaciones del Reino de Monzón (1092). A partir de 1143 será posesión de los templarios formando parte de la Encomienda monzonesa, Con la caída del Temple (1312), pasó a poder de los Sanjuanistas. En su término municipal tuvo mucha importancia el Castillo de Carboneras o de la Mora, que también aparece en el Reino de Monzón: Castillón de la Carboneras y dado en feudo por el rey Alfonso II el Casto a don Bertrán, de San esteban de Litera (1178). Ilustre posesora de Carboneras fue doña Martina Pérez de Alazán, quien lo vendió a los Sanjuanistas (1348).

Pero este monte y castillo no pasó a poder de la Castellanía hasta 1351, por que la Alazán lo dejó a Fray Guillén de Abella, comendador de Monzón, a condición de que mientras ella viviese, sería de su propiedad. El Monte de Carboneras, por ser miembro separado para el gobierno interior de la Orden de Malta, se fijó aquí la otra cámara prioral de la Castellanía. La encomienda de Monzón y Carboneras se regulaban en Malta por el valor de 12.252 libras jaquesas, 14 sueldos, 5 dineros, equivalentes a 230.262 reales.

Hasta la Desamortización (1835), Binaced dependió de la Orden Sanjuanista, ejerciendo en la Villa la jurisdicción civil, criminal, religiosa, mixto y mero imperio, acto de homenaje o sacramentum. Acudía Binaced a pedir justicia a Monzón y durante las Cortes celebradas en Santa Maria de Monzón por Felipe II el año 1585, las tropas tudescas se albergaban en Binaced. Según Cock, las labradores de Binaced eras obligados a darles de balde posada y teniendo pleito con los de Monzón, el emperador Carlos los eximió de su jurisdicción de manera que hacen ellos mismos sus jurados entre sí, que les hagan justicia y no tienen que pedir derecho en Monzón.

Durante la Guerra de Secesión (1642) la Villa quedó completamente deshabitada y su templo profanado por las tropas francesas al mando del Mariscal Lamotte, de ingrato recuerdo en la Comarca Monzonesa. Una vez vencidos los franceses con la captura del Castillo de

Valcarca

En los inicios de su historia, Valcarca fue sobrecullida, vereda y corregimiento de Barbastro. Formó ayuntamiento en 1834 y en 1845 se unió a Binaced.

Varias acepciones se han dado al topónimo, desde "Val Clara" a "Vallis quercus" (Valle de la encina), pasando por el prerromano -árabe "Bal" (la llanura y "carcar" (la roca), que vendría a ser "La roca de la llanura”, o algo similar. En los primeros documentos aparece como Balkarkar.

La Vía imperial Romana que iba de Tarraco a Cesaraugusta debió pasar por Valcarca, a juzgar por el miliario encontrado en la partida de Torrodella, señalado como la milla, 225, conservado durante un tiempo en la finca de Casasnovas de Binaced.
La primera noticia documental relacionada con Valcarca data de 1089, con la reconquista de Monzón por Sancho Ramírez, entregándose al Obispo de Roda, Raimundo Dalmacio (1076-1094).

En 1092 formó parte del Reino de Monzón y desde 1143 queda vinculado a la Orden del Temple y más tarde de la Encomienda de la Orden de Malta o Sanjuanista, ejerciendo la jurisdicción civil, criminal, religiosa, mero y mixto imperio, homenaje o sacramentum, nombrando el Castellán un bailío o administrador para ejercer la autoridad en la población.

Valcarca siempre acudió a Monzón a pedir justicia, es decir, a dirimir los asuntos jurídicos, según Cock. Los fieles del Valle del Cinca y de la Litera debían de acudir al Bautismo a Santa María de Monzón.